AUTOR: FABIO ALBERTO CORTÉS GUAVITA *
Para
algunos es una “nueva moda” hablar de la exclusión social; haciendo referencia
a la “nueva pobreza”. Es necesario sacarlo de tal contexto para dimensionarlo
en la realidad, la de la pobreza de América latina, ¿exclusión de qué?, ¿de
dónde?, la respuesta es sencilla: excluidos de todo, pero, ojalá no del todo.
En
principio veamos cuales son los ámbitos de los cuales está excluida la gran
mayoría de habitantes de nuestra Colombia y del entorno latinoamericano. Falta
de oportunidades de trabajo, el desempleo rampante por encima del 14 % así el
Dane pontifique en sus cifras “acomodadas” y meta en una sola bolsa estadística
a los desempleados y subempleados y pretenda confundir a la opinión pública con
el cuento de la informalidad a medias, el decir, que quien se encuentra en un
semáforo vendiendo golosinas es un nuevo empleado. Exclusión del crédito para
la gran mayoría que no puede acceder tan siquiera a una cuenta de ahorro en la
cual sus pequeños ahorros se diluyen en el pago de “servicios” electrónicos y
que el usuario pobre no usa, Excluidos de la seguridad alimentaria.
Es
necesario tener suficientemente claras las diferencias existentes entre los
conceptos: la exclusión social intenta ampliar el marco de discusión y pasar de
la consideración de la pobreza como algo que tiene que solucionarse a partir de
mecanismos como el aumento de la renta o simplemente en un marco de
herramientas de carácter redistributivo.
El
intento de la nueva concepción está íntimamente ligado a un entender de lo
relacional y que si bien la pobreza depende de unos recursos materiales, la
inclusión es más una falta de oportunidades tanto personales, como económicas,
sociales, políticas etc.
No
vamos a entrar en el análisis de la diversidad de definiciones existentes en
torno a la exclusión, simplemente pretendemos mostrar el proceso a través del
cual a los pobres no se les permite hacer parte de los bienes que satisfacen
las necesidades básicas del ser humano y se busca que éste ser sea gestor de su
propio destino a través del empoderamiento, de la comprensión de los derechos
naturales para la supervivencia digna, no se trata de resolver el problema
generando subempleo y empleo mal remunerado, como ha sido la constante en los
últimos años gracias a la desrregularización laboral y a las medidas que hacen
boga en un gobierno inmerso en sus propios desvaríos en torno a temas tan
álgidos como el de pretender una seguridad a punta de fuerza, cuando está
sobradamente demostrado que el ser humano no está dado para la represión y por
el contrario siempre están en búsqueda de la libertad.
Esa
libertad debe reflejarse entonces en la posibilidad incluyente de ser parte de
la solución de sus necesidad con el debido acompañamiento del estado, el cual a
través de políticas publicas debe reconocer ese poder del ser; empoderar no es
darle poder a nadie es reconocer que ese poder lo tiene el ser per se.
La gran
relevancia está dada por el derechos a la participación, o lo que otros llaman
la democracia participativa real en los procesos a través del cuales se tiene
control sobre las iniciativas, decisiones y recursos que afectan a la vida
social, política y económica, evitando así el énfasis en lo individual (pobreza
como patología o enfermedad), para poner el acento en lo social.
Si
exclusión es estar fuera de, hay que luchar por la inclusión, es decir, están
dentro de. Trabajo, ingreso digno, seguridad alimentaria, ahorro y crédito,
medio ambiente, comercio justo, turismo alternativo, vivienda y todo aquello
que le ha sido negado debe conquistarse desde el empoderamiento.
Los
enfoques de “comprensión" del problema que enmarcan la salida desde la
óptica asistencialista son los principales enemigos del empoderar a los pobres
ya que les coacta el derecho a hacer parte de la solución y le engaña
haciéndole creer que siempre “tiene” que haber alguien dispuesto a solucionarle
el problema del momento.
Es
necesario entonces decir que las entidades solidarias y populares que deseen
aportar a una nueva realidad y al apoyote una verdadera inclusión deberán tener
en cuenta criterios planteados, en esta ocasión por esos documentos que nos
envían nuestros amigos y que muchas veces no tienen autor y por tanto no
podemos agradecer su valor; de allí tomamos los siguientes conceptos de lo que
debe ser Buenas Prácticas para la Inclusión y lo que, en mi entender deben ser
los puntos a tener en cuenta en la realización de proyectos que busquen
coadyuvar la inclusión de los pobres en cualesquiera de los países de nuestra
Américalatina, veamos cuales son eso puntos:
El
concepto de buenas prácticas se utiliza en una amplia variedad de contextos
para referirse a las formas óptimas de ejecutar un proceso, que pueden servir
de modelo para otras organizaciones.
La
búsqueda de buenas prácticas se relaciona directamente con los actuales
planteamientos sobre los criterios de calidad de la intervención social, que
abarcan no sólo la gestión y los procedimientos, sino fundamentalmente la
satisfacción de las necesidades de las personas afectadas, la superación de su
problemática de exclusión social.
Es
bastante frecuente que existan barreras o dificultades para la detección y
transferencia de buenas prácticas entre organizaciones. Estos problemas pueden
deberse al desconocimiento, a la falta de sistematización del saber, a la
desconfianza en la información o simplemente a la consideración de que estas
transferencias carecen de utilidad.
Para
vencer estos prejuicios u obstáculos, es necesario contar con un vocabulario
común y coherente para todos, que permita expresar y compartir los procesos
experimentados. Pero, fundamentalmente, las prácticas tienen que poder
demostrarse; es necesario que se reúna la información en los “recipientes”
adecuados para conseguir su utilización.
De ahí
se deriva la preocupación por establecer criterios comunes para la detección y
selección de buenas prácticas.
CRITERIOS
PARA LA DETECCIÓN Y SELECCIÓN DE BUENAS PRÁCTICAS EN LA INCLUSIÓN SOCIAL
1.
Produce un impacto social positivo, medible y prolongado en el tiempo
2. Su
impacto da lugar a cambios en el marco legislativo
3. Da
lugar a la participación de las propias personas afectadas
4.
Promueve habilidades y capacidades de los participantes
5. Da
lugar a la creación y el fortalecimiento de vínculos comunitarios
6.
Favorece la participación de voluntarios en el proyecto
7. Se
ha tenido en cuenta la perspectiva de género
8.
Reduce los factores de vulnerabilidad derivados de la situación de género
9. Da
lugar al cuestionamiento de enfoques tradicionales de intervención frente a la
exclusión social y las salidas posibles
10.
Promueve la Independencia de criterios y orientación del proyecto con respecto
a las fuentes de financiación
11.
Estimula la Innovación y optimización en el aprovechamiento de los recursos
12.
Hace primar los objetivos cualitativos sobre los cuantitativos
13.
Plantea un enfoque multidimensional y/o interdisciplinario
14.
Diseña respuestas específicas para necesidades particulares
15.
Aprovecha eficazmente los recursos existentes
16.
Evalúa el impacto de su intervención sobre los beneficiarios a largo plazo
17.
Dispone de mecanismos que aseguran la estabilidad de proyectos en marcha así
como su financiación.
18. La
acción, iniciativa o proyecto o algunos de sus elementos, sirven como modelo
para otras organizaciones
19.
Promueve la implicación al máximo de agentes (departamentos, áreas, entidades,
instituciones, etc.)
20.
Lleva a cabo una gestión clara y transparente de los recursos en general

