24 de abril de 2022

EVOCANDO A FIDEL EN LA ISLA DE LA LIBERTAD

































Autor Fabio Alberto Cortès Guavita 
El vuelo llegaba desde Lima, sobrevolábamos la paradisiaca Isla por espacio de más de una hora y algo más, la tormenta que no dejaba aterrizar y la angustia hacia metástasis en nuestros corazones. Más allá de la sensación de temor por el atasco, surgía el alborozo por la ansiedad largamente vivida, por estar en la tierra firme, en la Cuba de Martí, en la Cuba de Fidel, en la Cuba de la dignidad y de la libertad. Mi periplo iniciado el Lima días antes continuaba, rumbo a Moscú, en busca de la solidaridad, viajando por los países socialistas de la época, gritando desde el corazón, mientras exista un solo hombre que tenga la ardentía de levantar su voz sobre el silencio vil y despreciable de los enemigos de las ideas.

En los cauces insondables del pasado, el recuerdo de la imagen del sembrador, del más augusto en la hora insondable de la historia, a escasos metros estaba su figura imponente, que daba a mi alma el sentimiento más recio que el tumulto despertado a su paso vitoreando Fidel, Fidel… gritos que vibran y repercuten más allá del momento histórico del cual hicimos presencia, ante la imagen egregia de Fidel... y pugnamos siempre continuar ese férreo ejemplo de lucha por la libertad de nuestros pueblos.

Las ideas son vida, las ideas prolíficas de Fidel al frente de una utopía marcada por las fecundas simientes de una revolución en marcha, de la ilusión de todos los latinoamericanos que siempre creímos en Fidel, en Che, en Camilo y en esa pléyade de hombres valientes que afrontaron la furia de la bestia, la saña del omnipotente y del abyecto yanqui. Y hoy después de tantos años, no se da un primer paso en el reconocimiento de la ignominia, del deshonor y de la infamia cometida.

Hoy en el recuerdo de calendas añejas el grito vuelve a vibrar y repercute más fuerte que la historia, ese grito solitario es más recio, es el grito de las águilas que trepida más alto que el rumor tumultuoso de las olas en el malecón de la Habana, es el viento que baja desde la Sierra, es el Che redivivo, es Camilo resurgiendo de la cenizas, es Fidel inmortalizado y absuelto por la historia; es mi grito de libertad, es mi grito por la libertad.

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