2. EMBRUJO DEL CAMPO
Evoco los primeros pasos de una niñez lejana cuando en familia nos
íbamos por el páramo de Chipaque, pleno de frailejones, geranios silvestres y
cardos verde y más verde en los cerros tutelares de la Bogotá de mis amores, a
pocos minutos de la sabana pletórica de tinguas, ranas y copetones; ahora
llegábamos al pueblo del abuelo materno: El embrujo del campo pletórico de amor
y recuerdos ancestrales en el cual el abuelo nació y creció antes de viajar a
la gran ciudad a crear una inmensa familia que hoy la conformamos más de 130
herederos.
Poeta Maese
FABIO ALBERTO CORTÉS GUAVITA
Noviembre 10 de 2014

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